“Tetro”

El estreno de una película de Francis Ford Coppola, pese a la consabida irregularidad que el realizador demostró en sus escasos títulos de los 90, es siempre una noticia mayúscula. por fin podremos comprobar si “Tetro”, anunciada como su obra más personal hasta la fecha, realmente tiene tanto de personal como de lo mejor del cine de su director. Es evidente que el estatus alcanzado por Coppola le permite cometer el más flagrante error de su carrera sin ver siquiera peligrado su ingreso en los anales del cine. Llegados a este punto, las primeras mencionadas siempre son las de su saga de los Corleone y su “Apocalypse Now”. Perfectamente justo. Pero también imperativo no olvidar “La conversación”, ensayo encubierto bajo trama de espías sobre la soledad y el remordimiento. O su revisión libre, orgiástica del“Drácula de Bram Stoker”. Menos pecaminoso sería olvidarnos de sus obras por encargo, aquellas “Jack” y “Legítima defensa” que temporalmente nos despidieron del cineasta con claros sentimientos de pérdida y nostalgia del mejor Coppola. Es por eso que hoy, ante la llegada de “Tetro” y a la espera del estreno de “Youth without youth”, conviene delimitar las coordenadas de esta su última obra, tres o cuatro apuntes que remarcan su excepcionalidad, la ruptura respecto a sus precedentes.

Coppola la define como su obra más personal. Es decir, que “Tetro” podría ubicarse en las antípodas de los susodichos proyectos por encargo de la pasada década. La dedicación del director al sector vinícola le ha permitido afrontar su vigesimocuarto largometraje con toda la libertad creativa a la que se puede aspirar. Y la anunciada pirueta estética de los flashbacks en color frente al predominante blanco y negro ya apunta en este sentido. Además, es la tercera película que escribe y dirige en solitario, tras “Llueve sobre mi corazón” y “La conversación”, y se ha encargado de subrayar el carácter independiente de su película, rechazando la proyección en la sesión de gala del Festival de Cannes y optando por la más modesta Quincena de los Realizadores.

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“Tetro” habla español. El filme está co-producido por España y fue parcialmente rodado en la Ciudad de la Luz de Alicante. No sólo eso, también incluye entre su reparto dos rostros bien familiares dentro de nuestras fronteras, pero reacios a seguir la senda de Hollywood de otros internacionales como Javier Bardem o Penélope Cruz. Hablamos de Carmen Maura y Maribel Verdú, dos veteranas que han encontrado todo un premio a las órdenes del veterano autor, si bien Verdú ya sabe lo que es el prestigio internacional de la mano de dos directores mexicanos: Alfonso Cuarón (“Y tu mamá también”) y Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”). Maura, por su parte, ha acabado desempeñando el papel que Coppola tenía inicialmente previsto para Bardem.

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La familia, otra vez. Si algo tiene en común “Tetro” con alguna de las obras magnas que encumbraron a su responsable es que de nuevo gira en torno a una familia. No importa tanto aquí la épica ni el discurso sobre el poder de la saga Corleone y sí más la carga melodramática, lo furiosamente personal que algunas crónicas apuntaban tras su proyección en Cannes. En esta nueva saga sin memorables crímenes para el cinéfilo, Bennie Tetrocini (Alden Ehrenreich) llega a Buenos Aires para buscar a su hermano mayor Tetro (Vincent Gallo), desaparecido desde hace una década cuando la familia se mudó a Nueva York. Cuando Bennie encuentra a su hermano, encuentra también que el genial poeta de antaño se ha convertido en un hombre desilusionado que ya no escribe. El tiempo que pasen juntos, por supuesto, será más que suficiente para reavivar experiencias pasadas y sacar algún que otro fantasma del armario.

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Vientos de La Pampa. Será esta la ocasión para ver a Coppola desenvolviéndose lejos de Nueva York, contexto favorito de su cine desde “El padrino” a “Cotton Club” pasando por “Historias de Nueva York”, en la que compartía ciudad con Martin Scorsese y Woody Allen. La elección de Argentina viene dada por dos motivos: Coppola expresó su deseo de rodar en un país diferente; y eligió Argentina, según dice, por la intimidad que transmitía y por qué sus dólares allí valían más.

El ladrón de ideas: la pequeña maldición de “Tetro”. De todos es conocido el episodio del robo del ordenador de Coppola, hurto que se llevó por delante el guión primero de “Tetro” y que le valió un disgusto al firmante del mismo. En cualquier caso, esto no fue óbice para que la producción saliera adelante y finalmente viera la luz en Cannes. Su tibio recibimiento allí no diluye, ni mucho menos, la enorme expectación que ha generado, máxime en nuestro país, donde de momento nos hemos quedado sin ver “Youth without youth”.

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